EN TOT CAS, TÉ GRÀCIA QUE ALGÚ ESCRIGUI AIXÒ A LA VANGUARDIA.

¿Qué tendrá Chile?
ALGO HABREMOS hecho mal los catalanes, ya que todos se han ido a Chile

MANUEL TRALLERO - 23/01/2006No es que uno, en su enciclopédica ignorancia, desconozca del todo los innumerables atractivos de esa hermosa república sudamericana, empezando por lo bonito de sus gentes, sino que no acabo, o peor dicho, empiezo a entenderlo. ¿Qué caray tiene Chile que no tengamos nosotros, los catalanes? Por favor, que nadie vea en lo mío un ataque de celos o una simple envidia cochina, sencillamente es que no me entra en la sesera. Por favor, ¿qué tiene Chile que no tenga Catalunya?, ¿qué tienen los chilenos que no tengamos nosotros? Porque ni a lágrimas ni a dolor nos gana nadie, ni Companys fue menos que Allende ni viceversa. Pero para Chile se ha ido el personal, a celebrar el triunfo de la nueva presidenta, la señora Bachelet, como a Chile se fue en cierta ocasión el señor Maragall a conmemorar el 11 de septiembre. En Chile han estado al lado de la candidata socialista, encabezados por don Felipe González, el señor Miguel Bosé, doña Ana Belén, el señor Víctor Manuel y el señor Ismael Serrano. A Catalunya, a Barcelona, no ha venido nadie. Ahora los chicos de la farándula pueden continuar su periplo yendo a visitar al presidente del jersey a rayas de Bolivia o al comandante Marcos, que recorre México en moto. Ir haciendo así las Américas. No sólo tenemos en contra desde los obispos hasta el ejército, desde el presidente del Tribunal Supremo hasta el gobernador del Banco de España, desde la patronal - que ni rechistó cuando el boicot- hasta los sindicatos, desde la brunete mediática hasta los intelectuales, que en una reunión con sus homónimos catalanes ni siquiera pudieron consensuar una declaración conjunta, desde el principal partido de la oposición hasta una buena parte del partido del Gobierno. La soledad de Catalunya, de los catalanes, es en estos momentos indescriptible, nada ni nadie nos quiere, no nos quieren ver ni en pintura. ¿Dónde está ahora la hija de Salvador Allende - a la que tuvimos aquí una y cien veces a pan y cuchillo? ¿Dónde están los galardonados con la Creu de Sant Jordi repartida por España? ¿Dónde se esconden los premios Internacional Catalunya? ¿Dónde los premio Nobel, el señor Pérez Esquivel o la señora Rigoberta Menchú? ¿Y los mandatarios que fueron recibidos con pompa y boato? Nadie, absolutamente nadie, ni de derechas ni de izquierdas, ha salido en nuestra defensa. Nadie ha dicho esta boca es mía, ni una sola palabra. El fracaso del actual proyecto de Estatut es total, absoluto, irresoluto por mucho que lo apoye el 90% de los diputados del Parlament catalán - un argumento que igual sirve para concederle legitimidad democrática o unanimidad de congreso comunista búlgaro- y por mucho que se apruebe en las Cortes por aritmética parlamentaria. El Estatut es, mal que pese a muchos, una ley española y la batalla de la opinión pública española la hemos perdido irremisiblemente, por amplia goleada. Si el Estatut debía cerrar el ciclo histórico que un día abrió el abuelo al grito de "Escolta, Espanya", si debía servir para el "encaje de Catalunya en España", para resolver el llamado "problema catalán", en definitiva, para escenificar la lealtad de Catalunya con España y a la inversa, el resultado ha sido que todos se han ido a Chile. Por tanto, algo también habremos hecho mal los catalanes.